Pippi Calzaslargas
Astrid Lindgren
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En los
confines de una pequeña ciudad sueca había un huerto exuberante, y en él
una casita de campo. En esta casita vivía Pippi Calzaslargas, una niña
de nueve años que estaba completamente sola en el mundo. No tenía padre
ni madre, lo cual era una ventaja, pues así nadie la mandaba a la cama
precisamente cuando más se estaba divirtiendo, ni la obligaba a tomar
aceite de hígado de bacalao cuando le apetecían caramelos de menta.
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Cuando Karin tenía siete años enfermó de neumonía y su madre, Astrid Lindgren, se sentaba a su lado para contarle las historias de una fantástica niña: Pippilota Provisionia Gaberdina Dandeliona Ephraimsdaughter Calzaslargas.
- El nombre era muy loco y la historia tomó el mismo camino -, diría Astrid sobre su personaje.
Ya encontró
desde el principio dificultades para publicar la historia y seguramente
recuerdes, si eres de los que compartiste infancia con Pippi, que cuando
esta huérfana sueca llegó en los años setenta a través de la
televisión, escandalizó a los mayores: siempre ponían caras raras y
hacían algún comentario despectivo hacia sus locuras convencidos de que
era un ejemplo peligroso para los niños. Pero su éxito y popularidad
fueron imparables.
Pippi es una
desclasada feliz antiescuela, antifamilia, transgresora de todas las
normas y única dueña de sus actos, con apenas nueve años.
Si se te ocurre tener la intención de protegerla, te contestará sin dudar:
- No te preocupes por mí, que yo sé cuidarme solita -.
Y claro, a un adulto esta respuesta le incomoda bastante.
«La cultura
infantil sueca es atrevida, a veces incluso algo descarada. En sus
contextos más creativos funciona como un invernadero de nuevas
expresiones e ideas. La mayoría de los representantes de la cultura
infantil tratan de interpretar la vida y la realidad, al mismo tiempo
que quieren entretener y dar rienda suelta a la fantasía.»
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Cuando alguna vez se le preguntó a Astrid Lindgren acerca de la intención didáctica de sus libros, contestó:
“No tengo ninguna intención, ni con Pippi Langstrump,
ni con ningún otro libro. Escribo para entretener a la niña que fui y
que sigo siendo. Espero que también los demás niños se diviertan
conmigo. No sé cómo debe ser un libro infantil, trato de ser auténtica;
auténtica en el sentido artístico, que es lo único que me propongo
cuando escribo. No es necesario tener hijos para escribir libros para
niños. Basta con haber sido niño y recordar la propia infancia.”
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Pippi pone el mundo patas arriba,
tal vez para que lo recoloques como quieras y tal vez sólo para
divertirte, con el gustazo de hacer cosas con otras normas y cumplir
deseos imposibles.
Quién no
pensó alguna vez en desprenderse de las normas paternas sobre el orden,
la limpieza y los horarios; quién no deseó tener tanta fuerza que te
convirtiera en un valiente y te temiesen los más peleones de la clase;
cuántas veces pensaste en que ojalá fuese fiesta o cayera una enorme
nevada para no tener que ir a la escuela; cuándo no soñaste en tener una
maleta llena de monedas de oro y comprar todos tus caprichos y los de
otros…
Pues con Pippi, todo esto es posible.
En las páginas del libro, todo esto es real y seguramente forme parte
de ese invernadero creativo de la cultura infantil sueca que antes
comentaba.
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Ilustración de Cecilia Latella
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Los niños son muy requetelistos
y saben reírse con los disparates de Pippi, intuyendo muy bien cuándo
se pasa de la raya. Tal vez no de modo expreso, pero intuyen cerca el
peligro cuando Pippi coge setas venenosas, cuando se tira desde una
altura considerable, decide disparar pistolas o cuando expone sus más
toscos modales ante los adultos.
Y también están ahí Tommy y Annika
para equilibrar la balanza. Los dos hermanos son buenos, educados y
obedientes y se divierten a rabiar con Pippi; estar con ella es como
subir a una montaña rusa, por su atrevimiento, sus comportamientos
bipolares y sus ideas divertidas:
- ¿A qué jugábamos antes de que estuviera ella?. Yo no me acuerdo, ¿y tú?
Sus fantasías
despiertan muchas risas y es capaz de hilar un disparate tras otro con
mucha gracia, como la historia del hombre que tenía unas orejas inmensas
capaces de arroparle, o la del niño que tenía que comer sopa de nidos
de pájaros o aquella escuela de Argentina que estaba conectada a un tubo
que daba directamente a una fábrica de dulces…
Ella lo
narra como si todo fuese verdad. Realidad y fantasía, se mezclan. A
algunos les parecen historias divertidas; otros piensan que son
mentiras. Pippi provoca estas cosas.
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Pippi
está llena de frescura y atrevimento. Es una niña que toma decisiones,
ordena y manda. Es independiente y sabe lo que quiere; y en muchas
ocasiones no coincide con lo que quieren nuestras adultas neuronas (todo
controlado, todo conjuntado, todo arreglado, todo colocado…)
Sabe poco de
comportamientos sociales: ha pasado mucho tiempo viviendo en un barco
con marineros, pero siempre intenta ser agradable y sociable con los
adultos, aunque con pocos éxitos.
Tiene la
fuerza física que todos querrían tener y aunque es impaciente, también
sabe ser justa y generosa. Su corazón es grande como el de una vaca y
todo lo llena de alegría y emociones.
Y es que Pippi es una encuentracosas, una de esas personas que encuentra las cosas que sólo aparecen si se las busca.
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Cuando se conmemoró el cincuenta cumpleaños del personaje, Astrid Lindgren dijo:
- Yo no fui tan feliz como Pippi pues mi vida de repente se detuvo. Y crecí .-
Pippi Calzaslargas
vive en el imaginario infantil, y aunque muchos ya hayan conseguido
hacerla desaparecer de sus mentes a través de los servicios sociales,
sigue ahí y es un gran alivio volver a encontrarla.
Astrid Lindgren
(1907-2002) nació en la ciudad de Näs en Smaland, Suecia. Creció en
medio de bosques, lagos y un paisaje tan bonito como el de un cuento de
hadas. De mayor marchó a Estocolmo; allí se casó y tuvo dos hijos.
Lindgren es una de las escritoras más importantes de la literatura infantil del siglo XX.
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Consiguió numerosos premios: “Andersen”, 1958; “Nils Holguerson”, 1950; Premio Nacional de Literatura de Suecia, 1957; Medalla de oro de la Academia Sueca, 1971; Premio de la Paz, otorgado por los libreros alemanes.
Los
protagonistas de sus libros son irreverentes, inteligentes, fuertes,
débiles y con dudas. Reflejan un espíritu humanista y una defensa
decidida de los valores de la paz, el ecologismo y el feminismo.
El amor que sienten los suecos por Astrid Lindgren
y sus obras es tan profundo y está tan extendido, que a su muerte en
2002 el gobierno sueco decidió instituir un premio de literatura
infantil y juvenil en su honor. Se llama Premio de Literatura en Memoria de Astrid Lindgren (ALMA).
Cada año se
entrega una suma de 5 millones de coronas suecas (unos 550.000 euros)
para premiar obras que posean «la más alta calidad artística» y que se
caractericen «por el espíritu humanista asociado a Astrid Lindgren».
Esta suma de dinero lo convierte en el premio más grande del mundo dedicado a la literatura infantil. No sólo se premia el texto, también se tienen en cuenta la ilustración, las actividades narrativas y la labor de fomento de la literatura. Se puede entregar a una o varias personas, con independencia del idioma o de la nacionalidad.
Esta suma de dinero lo convierte en el premio más grande del mundo dedicado a la literatura infantil. No sólo se premia el texto, también se tienen en cuenta la ilustración, las actividades narrativas y la labor de fomento de la literatura. Se puede entregar a una o varias personas, con independencia del idioma o de la nacionalidad.
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